Ser manager no es una tarea fácil. Sobre tus hombros pesa el desarrollo de los proyectos: si no se llevan a cabo, y si no se consiguen resultados, el negocio deja de funcionar. Por eso, es tan importante contar con un equipo responsable. Uno que se haga cargo de su trabajo de manera óptima y eficiente sin tener que estar constantemente recordando, supervisando y corrigiendo todas las tareas que deben hacerse para llegar a tiempo a los deadlines.
Pero, ¿cómo podemos conseguir un equipo sea autosuficiente? ¿Cómo podemos hacer que los equipos se comprometan con sus responsabilidades?
A continuación, te contamos cómo hacerlo posible siguiendo 6 consejos que todo buen líder debería poner en práctica.
Cómo conseguir un equipo responsable sin ser un micromanager
1. Deja claros los objetivos
Te reúnes con tus colaboradores para explicar el trabajo de la semana y cuáles deben ser los resultados. Todo parece correcto, pero llega la fecha de entrega y faltan cosas por hacer, lo que está hecho hay que corregirlo y se desarrolla una atmósfera de malestar e insatisfacción tanto por tu parte como por parte de tu equipo.
Esta es una situación que se ve a menudo en multitud de empresas de cualquier sector y, en la mayoría de los casos, sucede por una razón: tú tienes claros los objetivos y crees que tu equipo también.
Pero la realidad es muy diferente: según un estudio publicado por la consultora Gallup, solo el 50% de los empleados tienen claro qué se espera de ellos.
La lógica se explica sola: si los empleados no saben qué deben hacer ¿cómo van a responsabilizarse de su trabajo?
La responsabilidad tiene mucho que ver con la claridad y el entendimiento. Si tu equipo tiene los objetivos claros, será mucho más fácil para ellos conseguirlos.
En este sentido, tu trabajo como líder no consiste tanto en establecer unas metas, si no comunicarlas a través de un mensaje potente, claro y fácil de entender.
¡Y no tengas miedo de ser repetitivo! Repite el mensaje todas las veces que haga falta hasta asegurarte de que todos a bordo sepan lo que tienen que hacer.
2. Información acerca de progresos y avances sin ser invasivo
Cómo líder, es normal querer saber cómo progresa el trabajo de nuestro equipo, especialmente si lo que hay entre manos es muy importante.
No obstante, preguntar cada día sobre el estado de las tareas no solo es agobiante para tus colaboradores, también es contraproducente para el propio avance: se interrumpe el flujo de trabajo, los empleados se desconcentran y el trabajo se retrasa.
Al final, lo que provocas es que los empleados pasen más tiempo respondiendo a tus requerimientos que realizando el propio trabajo, justo lo contrario de lo que estás buscando.
Entonces, ¿cuál es la mejor solución para saber que las cosas se están haciendo sin caer en el micromanagement?
Proporcionando un espacio donde el equipo pueda ir actualizado el status de los proyectos dentro de una temporalidad pre-establecida, pero a su propio ritmo. Trello o Slack son dos herramientas perfectas para este objetivo.
En estas plataformas, los empleados pueden ir dejando constancia de todos sus progresos sin que esto implique un consumo de tiempo extra para explicar qué están haciendo y en qué se están focalizando.
3. Deja de presionar y enseña a priorizar
El miedo no incita a nada bueno. Esto lo sabe bien Edward Deci, que estuvo 20 años investigando los efectos de la presión ejercida sobre los empleados a la hora moverlos a cumplir con sus tareas. El resultado: bajo rendimiento, resultados de mala calidad, los empleados no profundizan en lo que hacen (con lo que no hay un aprendizaje que les permita crecer como profesionales) y, muy importante, dejan de disfrutar de su trabajo, se estresan y se queman.
Los deadlines son importantes. Tú lo sabes, pero tu equipo también. Tu trabajo, como ya hemos mencionado anteriormente, es dejar claros los objetivos y el calendario. Después, debes dejar que tu equipo haga su trabajo.
Ahora bien, puede haber momentos en los que realmente, por volumen o por circunstancias externas, veas que se acerca la fecha de entrega y no haya nada que presentar.
¿Qué hacer en estos casos? Enseñarles a priorizar.
Si temes que tu equipo no pueda realizar un trabajo a tiempo, elimina todo aquello que no sea importante y no aporte valor añadido al resultado final.
Recuerda que la figura del manager debe servir de apoyo a los empleados y eso, entre otras cosas, significa ofrecer soluciones y no problemas. Y la presión es un problema que puedes evitar.
4. Un equipo responsable tiene una razón por la que trabajar
Según la Teoría de los dos factores de Herzberg, el salario es un factor higiénico: si éste es óptimo, evita la insatisfacción; si no lo es, la provoca. Por lo tanto, el salario no es una razón por el cual debamos esperar que los empleados se responsabilicen de su trabajo.
Si queremos motivar a nuestro equipo a dar lo mejor de sí mismos, debemos darles una razón mucho más poderosa que la del dinero: dejarles claro cuál es su papel dentro de la organización y del proyecto para llevar a cabo la misión de la empresa.
Pero la cosa no debe quedarse solo ahí. Como líder, uno de tus trabajos es el de inculcar la filosofía de la empresa y su visión de negocio. ¿Saben tus empleados de qué forma ayuda tu organización a la comunidad? ¿Cuál es el impacto positivo que tiene en la industria y en la economía?
En este sentido, si los empleados saben que son una parte fundamental del bienestar de la sociedad, es más probable que den el 100% en sus jornadas de trabajo gracias al efecto de la motivación intrínseca.
5. Abraza los errores
Nadie nace sabiendo. En tú carrera como profesional has cometido (y seguramente aún cometerás) muchos errores que, seguramente, te hayan servido como lección.
Ante los problemas y los grandes desafíos, puede que tengas la tentación de hacer las cosas por ti mismo. E, incluso, puede que esa acción te lleve a pensar que le estás echando una mano a tus colaboradores. Pero nada más lejos de la realidad.
Lo que en realidad estás haciendo es menospreciar la capacidad de tus empleados y les arrebatas la responsabilidad de hacer su trabajo, de superar retos, de sentirse motivados y crecer profesionalmente.
¿Y si se equivocan? En ese caso, el mundo continúa. Los errores son una poderosa fuente de aprendizaje y, lejos de reprender a aquellos que fallan, hay que apoyarlos y animarlos a seguir intentándolo.
6. Menos gestionar y más confiar
Te habrás dado cuenta de que gestionar un equipo responsable no tiene nada que ver con estar encima suyo. Más bien, todo lo contrario: demuestra confianza. La confianza en los tuyos es la clave y debe ser inherente al puesto de manager.
El feedback continuo es muy importante para lograr que tu equipo tenga claro cuáles son sus responsabilidades y deberes, cuáles son tus expectativas y qué se espera de cada empleado.
Solo entonces, tus colaboradores tendrán toda la información necesaria para empezar a asumir una mayor responsabilidad, ser autosuficientes y mejorar su desempeño.
Si quieres saber si ejerces el liderazgo de manera efectiva para que tus equipos se hagan responsables de su propio trabajo puedes utilizar una encuesta de pulso.
En Team Insights tienes disponible un set de preguntas listas para ser lanzadas y empezar a recopilar la información que necesitas para convertirte en el mejor manager que tu equipo necesita, aquel que los ayude a expandir sus habilidades y les permita tener la autonomía necesaria que los convierta en un equipo responsable de alto rendimiento.
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